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26 jun 2013

Confía en Dios

Confía en Dios

Mi madre un día me habló de Dios.
“No te preocupes: Dios te ama y solo quiere que confíes en El. Deja que El se encargue de tus preocupaciones. Cuanto tú hayas hecho todo lo que estaba a tu alcance para calmar tus aflicciones, es hora de dejarlo todo en manos de El. El tiene el poder de dar alivio a nuestra alma.

No te precipites pidiéndole que te llene de riquezas, El solo te dará bendiciones y sabiduría, y es seguro que allí encontrarás riqueza. No trates de exigirle nada pues El te ama y sabe de antemano lo que te hace falta mejor que nadie. A Dios no lo mueve tu necesidad, lo mueve tu fe.

Solo confía en El.

Si piensas que tu carga es demasiado pesada, debes saber que si El creyera que no puedes con ella, no te la habría dado. El sabe que eres fuerte. Y tiene un propósito para ti. No te esmeres por saber más allá del presente. Dale a cada día su propio afán.

Deja que El te lleve de la mano por los caminos de la vida y no tengas miedo, solo confía. Si crees que las cosas empeorarán aún más, confía. El no va a dejarte solo en la angustia y la tribulación. Deja que El vele tu sueño y tu descanso será placentero y reparador.


Solo confía en El”.

24 jun 2013

Hoy me di cuenta

Hoy me di cuenta

Hoy me di cuenta que lo que tanto temo, en realidad solo está en mi cabeza; que muchos de los problemas que me atormentan están sobredimensionados. Me di cuenta que la felicidad que anhelo no se encuentra en las cosas materiales que busco ni en el reconocimiento personal que persigo; que es egoísta y mezquino no solo el que no comparte sino también el que no valora a los demás.  

Hoy me di cuenta que me paso la mayor parte de mi tiempo lamentándome por las cosas que no pude lograr, en lugar de dar gracias por las que sí he podido conseguir, que muchas veces escondí la mano cuando alguien estiró la suya para pedir mi ayuda sin saber que esa era la semilla de mi ayuda futura. Hoy me dí cuenta que el amor que negué ayer me lo negarán a mí mañana…

Pero hoy me di cuenta que aún no es tarde para ser feliz, que puedo disfrutar de caminar descalzo en la arena de la playa de la mano de los que amo; que puedo reír más y llorar menos. Que puedo abrazar más y más fuerte.

Hoy me di cuenta que a los demás no les importa quién soy ni de dónde vengo: me aceptarán tal cual me presente

Hoy me di cuenta que puedo ser feliz sin importar lo que persiga. 

20 jun 2013

Lo que pasó, pasó

Lo que pasó, pasó

Sé firme en tus actitudes y perseverante en tu ideal.
Pero sé paciente, no pretendiendo que todo te llegue de inmediato.
Haz tiempo para todo, y todo lo que es tuyo, vendrá a tus manos en el momento oportuno.
Aprende a esperar el momento exacto para recibir los beneficios que reclamas.
Espera con paciencia a que maduren los frutos para poder apreciar debidamente su dulzura.
No seas esclavo del pasado y los recuerdos tristes.
No revuelvas una herida que está cicatrizada.
No rememores dolores y sufrimientos antiguos.

¡Lo que pasó, pasó!

De ahora en adelante procura construir una vida nueva, dirigida hacia lo alto y camina hacia delante, sin mirar hacia atrás. Haz como el sol que nace cada día, sin acordarse de la noche que pasó. Sólo contempla la meta y no veas que tan difícil es alcanzarla.
No te detengas en lo malo que has hecho; camina en lo bueno que puedes hacer.
No te culpes por lo que hiciste, más bien decídete a cambiar.
No trates que otros cambien; sé tú el responsable de tu propia vida y trata de cambiar tú.

Deja que el amor te toque y no te defiendas de él.
Vive cada día, aprovecha el pasado para bien y deja que el futuro llegue a su tiempo.
No sufras por lo que viene, recuerda que “cada día tiene su propio afán”.
Busca a alguien con quien compartir tus luchas hacia la libertad; una persona que te entienda, te apoye y te acompañe en ella. Si tu felicidad y tu vida dependen de otra persona, despréndete de ella y ámala, sin pedirle nada a cambio.

Aprende a mirarte con amor y respeto, piensa en ti como en algo precioso.
Desparrama en todas partes la alegría que hay dentro de ti.
Que tu alegría sea contagiosa y viva para expulsar la tristeza de todos los que te rodean.
La alegría es un rayo de luz que debe permanecer siempre encendido, iluminando todos nuestros actos y sirviendo de guía a todos los que se acercan a nosotros.
Si en tu interior hay luz y dejas abiertas las ventanas de tu alma, por medio de la alegría, todos los que pasan por la calle en tinieblas, serán iluminados por tu luz.

Trabajo es sinónimo de nobleza. No desprecies el trabajo que te toca realizar en la vida.
El trabajo ennoblece a aquellos que lo realizan con entusiasmo y amor.
No existen trabajos humildes. Sólo se distinguen por ser bien o mal realizados.
Da valor a tu trabajo, cumpliéndolo con amor y cariño y así te valorarás a ti mismo.
Dios nos ha creado para realizar un sueño. Vivamos por él, intentemos alcanzarlo.
Pongamos la vida en ello y si nos damos cuenta que no podemos, quizás entonces necesitemos hacer un alto en el camino y experimentar un cambio radical en nuestras vidas.
Así, con otro aspecto, con otras posibilidades y con la gracia de Dios, lo haremos.
No te des por vencido, piensa que si Dios te ha dado la vida, es porque sabe que tú puedes con ella.

El éxito en la vida no se mide por lo que has logrado, sino por los obstáculos que has tenido que enfrentar en el camino.

Tú, y sólo tú, escoges la manera en que vas a afectar el corazón de otros. Y esas decisiones son de lo que se trata la vida.

“Que este día sea el mejor de tu vida".



17 jun 2013

La Ira

La Ira

Se te calienta la sien, los órganos se te comprimen, 
forjando batallas por espacios largos. 
Nace instintivamente, como volcán en erupción 
y te ves impotente, consternado. 
Ya la sentí, ya la sentiste, ya la sentimos. 

Se adueña de tus acciones, 
si te dejas llevar por los impulsos
 y no rompes su ciclo perverso. 
Es egocéntrica y ambigua, 
consume atención en exclusiva,
 no responde a la coherencia. 
Carece de objetivo, lo desconoce.

Es reactiva. Destructiva.

Habla alto, chilla, ininteligible. Indescifrable. 
Impide ver con claridad, reflexionar con lucidez 
y argumentar con cordura
Te conserva en el sendero del aislamiento 
y la soledad, de la miseria afectiva.
 Irrefutable penuria humana.


¿Te dejarás llevar…?

15 jun 2013

Doy Gracias...

Doy gracias...

Doy gracias a los que están y estarán siempre,

A los que tarde o temprano se acabarán marchando;

A los que estuvieron, a los que estarán;

A los que han estado durante muy poco tiempo,

Y a los que han estado desde siempre.


A los que aparecieron en el peor de los momentos

Para convertirlo en el mejor de todos.

A los que desaparecieron

Y sin embargo dejaron huellas tan profundas

Que ni todos los que vendrán podrán borrarlas


A todos ellos… Gracias.

13 jun 2013

Dios y el zapatero

Dios y el zapatero

Cierta vez,  Dios bajó a la tierra para ver a toda su creación y llegó hasta la casa de un zapatero, que vivía muy inconforme.

-He caminado mucho -le dijo Dios al zapatero-. Tengo mis pies maltratados y los zapatos muy maltrechos. ¿Puedes darme unos zapatos para mis pies? Pero no tengo con qué pagarte.

El zapatero miró a Dios y refunfuñó:

Ya estoy cansado que los demás me pidan cosas y no recibir nada a cambio. Yo también tengo necesidades, tengo sueños que no he podido realizar porque no tengo dinero.

Dios lo miró amablemente .

Yo puedo darte todo el dinero que quieres –dijo-. A cambio solo te pido que me des tus piernas.

El zapatero lo miró absorto.

No puedo darte mis piernas –gruñó-. Las necesito para caminar, para correr tras mis hijos por el campo… ¡Definitivamente mis piernas no!

-Entonces, a cambio dame tus brazos.

-¡Claro que no! ¿Y cómo voy a abrazar a mi esposa, a coger de las manos a mis hijos…? ¿Cómo voy a comer?

-¿Qué tal tus ojos?  -ahora Dios lo miro sonriente-. A cambio me darás tus ojos.

-¿Cómo podría darte mis ojos?  Con ellos veo todas las mañanas lo maravilloso que es el amanecer. Puedo percibir el dulce amor de mi esposa y lo hermosas que son las flores del campo. Ahora que lo pienso no me había dado cuenta de todo lo que tengo. Creo que solo te daré tus zapatos.

Dios lo miró complacido. Al fin el zapatero comprendió toda la riqueza que tenía.

12 jun 2013

Sembrar raíces profundas

Sembrar raíces profundas


Tiempo atrás, yo era vecino de un médico, cuyo "hobby" era plantar árboles en el enorme patio de su casa. A veces observaba, desde mi ventana, su esfuerzo por plantar árboles y más árboles, todos los días.

Lo que más llamaba mi atención, entretanto, era el hecho de que él jamás regaba los brotes que plantaba. Noté después de algún tiempo, que sus árboles estaban demorando mucho en crecer.

Cierto día, resolví entonces aproximarme al médico y le pregunté si él no tenía recelo de que las plantas no creciesen, pues percibía que él nunca las regaba. Fue cuando, con un aire orgulloso, él me describió su fantástica teoría.

Me dijo que, si regase sus plantas, las raíces se acomodarían en la superficie y quedarían siempre esperando por el agua fácil, que venía de encima. Como él no las regaba, los árboles demorarían más para crecer, pero sus raíces tenderían a migrar para lo más profundo, en busca del agua y de las varias nutrientes encontradas en las capas más inferiores del suelo.

Así, los árboles tendrían raíces profundas y serían más resistentes a las intemperies. Y agregó que él frecuentemente daba unas palmadas en sus árboles, con un diario doblado, y que hacía eso para que se mantuviesen siempre despiertas y atentas. Esa fue la única conversación que tuvimos con mi vecino.

Tiempo después fui a vivir a otro país, y nunca más volví a verlo.

Varios años después, al retornar del exterior, fui a dar una mirada a mi antigua residencia. Al aproximarme, noté un bosque que no había antes.
¡¡Mi antiguo vecino, había realizado su sueño!!.

Lo curioso es que aquel era un día de un viento muy fuerte y helado, en que los árboles de la calle estaban arqueados, como si no estuviesen resistiendo al rigor del invierno. Entretanto, al aproximarme al patio del médico, noté cómo estaban sólidos sus árboles: prácticamente no se movían, resistiendo estoicamente aquel fuerte viento.

Qué efecto curioso, pensé...
Las adversidades por las cuales aquellos árboles habían pasado, llevando palmaditas y habiendo sido privados de agua, parecía que los había beneficiado de un modo que el confort y el tratamiento más fácil jamás lo habrían conseguido.

Todas las noches, antes de ir a acostarme, doy siempre una mirada a mis hijos. Observo atentamente sus camas y veo cómo ellos han crecido.

Frecuentemente rezo por ellos. En la mayoría de las veces, pido para que sus vidas sean fáciles, para que no sufran las dificultades y agresiones de éste mundo... He pensado, entretanto, que es hora de cambiar mis ruegos.

Ese cambio tiene que ver con el hecho de que es inevitable que los vientos helados y fuertes nos alcancen. Sé que ellos encontrarán innumerables dificultades y que, por tanto, mis deseos de que las dificultades no ocurran, han sido muy ingenuos. Siempre habrá una tempestad en algún momento de nuestras vidas, porque, queramos o no, la vida no es muy fácil.

Al contrario de lo que siempre he hecho, rezaré para que mis hijos crezcan con raíces profundas, de tal forma que puedan retirar energía de las mejores fuentes, de las más divinas, que se encuentran siempre en los lugares más difíciles.

Pedimos siempre tener facilidades, pero en verdad lo que necesitamos hacer es pedir para desenvolver raíces fuertes y profundas, de tal modo que cuando las tempestades lleguen y los vientos helados soplen, resistamos bravamente, en vez de que seamos subyugados y barridos por el viento.


Fuente: Catholic.net


9 jun 2013

El nombre más hermoso...

El nombre más hermoso...
Un guerrero miró a su hija recién nacida. Tan hermosa le parecía que no encontraba un nombre apropiado para ella. Todos le sabían a poco. Al fin decidió buscar lo más valioso del mundo y tomarlo como nombre para su primogénita.

Salió muy temprano, cuando aún era oscuro y pensó "Podría llamarla Silencio, pues es hermosísimo"... pero comenzó el amanecer y el guerrero detuvo sus pasos y dijo: "No, la llamaré Aurora". 

Decidió caminar unas millas más y el día avanzaba mientras a lo largo de su camino el guerrero pensaba en llamar a su hija "Luz, Nieve, Flor, Cielo..." 

Y así recorrió grandes distancias y consultó a muchos hombres instruídos, hasta que finalmente encontró al más sabio de los hombres, que le dijo:

- Tras esta montaña encontrarás a un pastor muy sencillo. Acércate a su casa, espera allí y verás lo más valioso del mundo...

Intrigado, el guerrero se quedó apostado junto a unas rocas y esperó el momento fijando su mirada en la entrada de la casa. Al cabo de unos momentos se abrió la puerta y apareció una niña. El guerrero sintió un escalofrío. La pequeña estaba cubierta de lepra.

En unos instantes, tras la curva del camino, se escuchó la voz del pastor llamando a su hija. El guerrero vio cómo padre e hija, felices, se abrazaban y cubrían de besos. Y así, volviendo a su casa con lágrimas en los ojos, se dijo:

- La llamaré Heoma-nae-sàn ("amor en el dolor")

7 jun 2013

Los tres árboles

Los tres árboles
Había una vez tres árboles en una colina de un bosque. Hablaban acerca de sus sueños y esperanzas. El primero dijo:

"Algún día seré un cofre de tesoros. Estaré lleno de oro, plata y piedras preciosas. Estaré decorado con labrados artísticos y tallados finos. Todos verán mi belleza".

El segundo árbol dijo:

"Algún día seré una poderosa embarcación. Llevaré a los más grandes reyes y reinas a través de los océanos, e iré a todos los rincones del mundo. Todos se sentirán seguros por mi fortaleza y mi poderoso casco".

Finalmente el tercer árbol dijo:

"Yo quiero crecer para ser el más recto y grande de todos los árboles en el bosque. La gente me verá en la cima de la colina, mirará mis poderosas ramas y pensarán en el Dios de los cielos, y cuán cerca estoy de alcanzarlo. Seré el más grande árbol de todos los tiempos y la gente siempre me recordará".

Tras unos años de oración para que sus sueños se convirtieran en realidad, un grupo de leñadores llegó hasta donde estaban los tres árboles.

Cuando uno de ellos vio al primer árbol dijo: "Este parece un árbol fuerte, creo que podría vender su madera a un carpintero". Y comenzó a cortarlo.

El árbol estaba muy feliz debido a que sabía que el carpintero podría convertirlo en un cofre para tesoros.

El otro leñador dijo mientras observaba al segundo árbol: "Parece un árbol fuerte, creo que lo podré vender al carpintero del puerto".

El segundo árbol se puso muy feliz porque sabía que estaba en camino a convertirse en una poderosa embarcación.

El último leñador se acercó al tercer árbol; este muy asustado, pues sabía que si lo cortaban, su sueño nunca se volvería realidad. El leñador dijo entonces: "No necesito nada especial del árbol que cortaré, así que tomaré éste". Y cortó el tercer árbol.

Cuando el primer árbol llegó donde el carpintero, fue convertido en un cajón de comida para animales, y fue puesto en un pesebre y llenado con paja. Se sintió muy mal pues eso no era por lo que tanto había orado.

El segundo árbol fue cortado y convertido en una pequeña balsa de pesca, ni siquiera lo suficientemente grande para navegar en el mar, y fue puesto en un lago. Y vio como sus sueños de ser una gran embarcación cargando reyes habían llegado a su final.

El tercer árbol fue cortado en largas y pesadas tablas y dejado en la oscuridad de una bodega.

Años más tarde, los árboles olvidaron sus sueños y esperanzas por las que tanto habían orado. Entonces un día un hombre y una mujer llegaron al pesebre. Ella dio a luz un niño, y lo colocó en la paja que había dentro del cajón en que fue transformado el primer árbol. El hombre deseaba haber podido tener una cuna para su bebé, pero este cajón debería serlo. El árbol sintió la importancia de este acontecimiento y supo que había contenido el más grande tesoro de la historia.

Años más tarde, un grupo de hombres entraron en la balsa en la cual habían convertido al segundo árbol. Uno de ellos estaba cansado y se durmió en la barca. Mientras ellos estaban en el agua una gran tormenta se desató y el árbol pensó que no sería lo suficientemente fuerte para salvar a los hombres. Los hombres despertaron al que dormía, éste se levantó y ordenó al mar y al viento: "¡Calma! ¡Quédate quieto!" y la tormenta y las olas se detuvieron. En ese momento el segundo árbol se dio cuenta de que había llevado al Rey de Reyes y Señor de Señores.

Finalmente un tiempo después alguien vino y tomó al tercer árbol convertido en tablas. Fue cargado por las calles al mismo tiempo que la gente escupía, insultaba y golpeaba al Hombre que lo cargaba. Se detuvieron en una pequeña colina y el Hombre fue clavado al árbol y levantado para morir en la cima de la colina. Cuando llegó el domingo, el tercer árbol se dio cuenta que él fue lo suficientemente fuerte para permanecer erguido en la cima de la colina, y estar tan cerca de Dios como nunca, porque Jesús había sido crucificado en él.

Cada árbol obtuvo lo que pidió en sus oraciones, sólo que no en la forma en que pensaba. Si pones tu fe y confianza, Dios jamás te abandonará. Cuando parezca que las cosas no van de acuerdo a tus planes, ten la seguridad que Él siempre tiene un plan para cada uno de nosotros.

Sus Caminos no son nuestros caminos, pero sus caminos siempre son los mejores…
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