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20 oct 2011

El Amor... La Locura Y La Felicidad...

Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra, todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el aburrimiento había bostezado por tercera vez, la locura, como siempre tan loca, les propuso: !vamos a jugar a las escondidas¡ La intriga levantó la ceja intrigada y la curiosidad, sin poder contenerse, preguntó: ¿A las escondidas? ¿Qué es eso? Es un juego, explicó la locura, en que yo me tapo la cara y comienzo a contar hasta un millón mientras ustedes se esconden y cuando haya terminado de contar, el primero al que yo encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.
 
El entusiasmo bailó seguido por la euforia, la alegría dió tantos saltos que terminó por convencer a la duda. La felicidad festejó junto a la belleza. Pero no todos quisieron participar; la verdad prefirió no esconderse; total, a la larga siempre la encuentran. y la soberbia opinó que era un juego de tontos -en realidad lo que le molestaba era que no se le había ocurrido a ella-, y la cobradía prefirió no arriesgarse.
 
La cuenta empezó, y la primera en esconderse fué la pereza, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra que encontró, la fe subió al cielo y la envidia se escondió tras la sombra del triunfo, que con su propio esfuerzo había logrado llegar hasta la cima más alta. La generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos. Que si un lago cristalino, ideal para la belleza; que si la rendija de un árbol, perfecta para la timidez; que si una ráfaga de viento, magnífico para la libertad. Así terminó por ocultarse en un rayito de sol. El egoísmo en cambio encontró desde el principio un sitio muy bueno, ventilado, cómodo... pero solo para él.

La mentira, en cambio se escondió en el fondo de los oceanos, -mentira se escondió detrás del arco iris-; la pasión y el deseo en el centro de los volcanes.

Cuando la locura contaba ya 999,999 el amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pués todo se encontraba ocupado...hasta que divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores.

!!!Un millón !!! contó la locura y comenzó a buscar...

La primera en aparecer fué la pereza, solo a tres pasos, después se escuchó a la fe, conversando con Dios en el cielo y la pasión y el deseo los sintió en el vibrar de los volcanes, en un descuido encontró a la envidia y claro, pudo deducir donde estaba el triunfo; al egoísmo no tuvo ni que buscarlo, solito salió disparado de su escondite, que había resultado ser un panal de avispas. De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a la belleza y con la duda resultó más fácil todavía, pués la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de que lado esconderse. Así fué encontrando a todos, al talento entre la hierba fresca; a la mentira detrás del arco iris -mentira estaba en el fondo del oceano-; pero solo el amor no aparecía por ningún lado. La locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas y cuando estaba por darse por vencido divisó un rosal, tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas del rosal habian herido en los ojos al amor; la locura no sabía qué hacer para disculparse; lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo. Desde entonces, desde que por primera vez se jugó a las escondidas en la tierra...
El amor es ciego y la locura lo acompaña siempre

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