Un joven, ya no podía mas con sus problemas, cayo de
rodillas, orando:
“Señor, no puedo seguir mas. Mi cruz es demasiado pesada”
El Señor, como siempre, acudió a consolarlo y le contesto:
“Hijo mío, si no puedes llevar
el peso de tu cruz, guárdala dentro de esa habitación. Después, abre esa otra puerta y escoge la
cruz que tu quieras llevar”
El joven suspiro aliviado: ”Gracias, Señor” , e hizo lo que le había dicho.
Al entrar por la puerta que el Señor le había indicado, vio muchas cruces, algunas tan grandes que no les podía ver la parte de arriba. Después de mucho buscar,
vio una pequeña cruz apoyada en un extremo de la pared.
“Señor” -susurro-. “Quisiera esa que esta
allá”
Y el señor contesto:
-“Hijo mío, esa es la cruz que acabas de dejar”
Cuando los problemas de la vida nos parecen abrumadores, siempre es útil
mirar a nuestro alrededor y ver las cosas con las que se enfrentan los demás.
Veras que debes considerarte más afortunado de lo que te imaginas. La cruz que llevas,
cualquiera que sea tu cruz, cualquiera que sea tu dolor, cualquiera que sea
tu problema, recuerda siempre que después de la lluvia, el sol brillará nuevamente.
Autor Anonimo....
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3 jun 2012
La cruz...
Etiquetas:
afortunado
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